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En un mundo cada vez más interconectado, uno no puede evitar preguntarse: ¿están nuestras máquinas realmente seguras?
Como analista y pensador argentino, he llegado a la conclusión de que cualquier máquina, desde un simple celular hasta un sofisticado robot, es potencialmente hackeable. Esta idea, por más alarmante que parezca, debería llevarnos a reflexionar sobre la naturaleza de la tecnología que estamos creando y utilizando.
La Realidad de la Vulnerabilidad
Cada dispositivo que usamos diariamente está diseñado para facilitar nuestras vidas, pero también puede ser una puerta abierta a escenarios idóneos para ataques cibernéticos. Los robots, por ejemplo, son herramientas maravillosas con capacidades que han revolucionado industrias enteras.
Sin embargo, si se convierten en blanco de un ataque malintencionado, sus funciones pueden ser manipuladas para fines distintos de aquellos para los que fueron creados. Imagine un robot de asistencia que, al ser hackeado, se convierte en un aparato que pone en riesgo la seguridad de las personas a las que debería ayudar.
La Necesidad de Límites y Controles
Debemos abordar esta problemática con seriedad y establecer límites claros. La tecnología debe diseñarse con la seguridad como una prioridad, pero también es vital implementar «llaves» que permitan desconectar o desactivar sistemas vulnerables.
Esta «llave» puede ser física, como un botón de apagado en robots y dispositivos cruciales, o digital, como protocolos de seguridad que nos permitan restringir el acceso a sistemas críticos.
«Creo firmemente que en esta nueva revolución de la inteligencia artificial, es imprescindible que establezcamos normas y regulaciones que garanticen que a pesar de la innovación y la complejidad tecnológica, siempre haya un control humano sobre las máquinas.
Los algoritmos y sistemas inteligentes deben ser herramientas que sirvan al bienestar humano, no amenazas a nuestra seguridad.»
Como director de Concordia Directo y fundador de cinco empresas de prensa, he visto de primera mano cómo la tecnología puede ser una fuerza positiva en nuestras vidas, pero también he sido testigo de sus riesgos…
En este camino hacia el futuro, es crucial que no solo hablemos sobre los beneficios de la inteligencia artificial, sino que también consideremos sus peligros. La clave está en crear sistemas que sean tanto útiles como seguros, para que la tecnología siga siendo una extensión de nuestra voluntad, no una fuerza que nos controle.
Gente, invito a todos a reflexionar sobre este tema y a ser parte de un diálogo que asegure que avanzamos hacia un futuro donde la inteligencia artificial y la tecnología en general sean herramientas de empoderamiento y no de vulnerabilidad.
De hecho, se le preguntó a chat GPT «todas las másquinas pueden ser hackeables?» a la que responde; «si, toda tecnología puede ser vulnerada»
Estar atentos!
Maximiliano Peisojovich / octubre 2024
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