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“Una potente eyección de masa coronal (CME) surgió del Sol la noche del 30 de mayo. Se prevé que la CME llegue a la Tierra más tarde el domingo 1 de junio. La llegada de la CME probablemente provocará perturbaciones geomagnéticas inmediatas con potencial de niveles G3 (Fuerte) y una probabilidad de G4. Es probable que las condiciones se intensifiquen a medida que la CME avanza y los niveles G4 se vuelven más probables el lunes 2 de junio.”
La intensidad de esta tormenta, no sólo dejará auroras boreales en el hemisferio norte; los expertos creen que también van a poder verse auroras australes en el hemisferio sur y fuera de la Antártida, algo que no es tan frecuente.
Las tormentas solares de esta magnitud pueden generar diversos efectos, aunque los expertos señalan que el campo magnético terrestre protege a la población de riesgos directos para la salud. Sin embargo, sí pueden afectar la infraestructura tecnológica:
La buena noticia es que estas tormentas solares intensas aumentan significativamente las posibilidades de observar auroras en latitudes más bajas de lo habitual. Esto incluye las auroras australes en el hemisferio sur.
Durante la madrugada de este domingo 1 de junio, el fenómeno ya pudo apreciarse desde Australia y Nueva Zelanda.
Por la intensidad de esta tormenta, existe la posibilidad de que las auroras también se dejen ver -y fotografiar- desde otras zonas de la Patagonia e, incluso, desde sectores de la región central del país. Algo similar ocurrió durante la tormenta solar de mayo de 2024. Eso sí: quizás no se vean a simple vista, pero podrían registrarse con fotografías de larga exposición, siempre que la cámara apunte hacia el sur.
Si bien no hay garantías, con una tormenta solar tan intensa aumentan las chances de ver auroras desde latitudes poco habituales. Para mejorar la experiencia (y las fotos), hay algunas claves que conviene tener en cuenta.